El tratamiento debe ser integral y comprende cuatro instancias paralelas, todas igualmente importantes, que son: tratamientos modificadores de la enfermedad (medicamentos), tratamiento sintomático (para aliviar los síntomas), tratamiento del brote o episodio agudo y tratamiento de Neurorrehabilitación. Estos tratamientos no sólo permiten mejorar la calidad de vida del paciente, sino que también evitan complicaciones secundarias de la enfermedad.