La EM es diagnosticada por un médico neurólogo especialista. No es fácil de diagnosticar ya que los síntomas aparecen y desaparecen, o son invisibles y difíciles de comunicar.
Las pruebas para el diagnóstico son:
Resonancia magnética (IRM)
Análisis del líquido cefalorraquídeo (LCR)
Potenciales evocados visuales (PE)
Revisión de historia clínica
Exploración neurológica